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Transición energética de las flotas: ¿qué motores elegir?
Vehículos limpios
Ante la urgencia del cambio climático, las empresas y los poderes públicos deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a largo plazo. A partir del 1 de enero de 2022, la Ley de Orientación de la Movilidad francesa obligará a las flotas de más de 100 vehículos a sustituir 10 % por vehículos de bajas emisiones (VFE, es decir, menos de 60 g de CO2/km). Este porcentaje aumentará a 20 % en 2024, 35 % en 2027 y 50 % en 2030.
La electrificación de las flotas se está convirtiendo en algo esencial para los gestores de flotas. Existen varias opciones: vehículos híbridos, eléctricos o de hidrógeno. Elegir la tecnología y los vehículos adecuados sigue siendo un reto importante. También está la cuestión de cómo instalar estaciones de recarga y garantizar una movilidad eficiente.
Veamos las ventajas e inconvenientes de las distintas opciones.
El vehículo híbrido
Nos centraremos aquí en los vehículos híbridos enchufables. La gama "full hybrid" (autocargable) es aún demasiado limitada para ser una alternativa viable para las empresas.
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Los híbridos enchufables combinan dos motores: uno de combustión interna (gasolina, diésel, E85) y otro eléctrico. Este último debe recargarse manualmente en puntos de recarga convencionales o tomas de corriente.
El sistema híbrido funciona de forma autónoma y puede ser 100 % eléctrico, 100 % térmico o combinado. El modo eléctrico suele utilizarse para desplazamientos urbanos a baja velocidad, con una autonomía limitada (menos de 80 km). El modo de combustión es preferible para desplazamientos a alta velocidad, como en autopista, para conservar la batería. En el modo combinado, el motor eléctrico ayuda al motor de combustión a reducir el consumo de combustible o a proporcionar potencia extra.
El híbrido enchufable: ventajas y retos para las empresas
Sobre el papel, el vehículo híbrido parece ideal: ecológico, económico y práctico. Permite recorrer largas distancias, similares a las que cubren los motores de combustión, manteniendo bajo control el consumo de combustible. Aunque cuesta más comprarlo, ahorra en combustible y frenado. El sistema de recuperación de la energía de deceleración somete a los frenos a un esfuerzo menor.
Sin embargo, en el mundo empresarial no siempre gana la competencia. Muchas empresas han optado por vehículos híbridos sin tener en cuenta la cuestión de la recarga y la financiación. El resultado: vehículos híbridos que no se recargan. Esto conlleva un mayor consumo de combustible que los vehículos de combustión, debido al peso de la batería.
Es fundamental ofrecer este tipo de vehículos a los conductores cuyo uso sea adecuado, como para trayectos urbanos o cortos. La ubicación de los puntos de recarga, ya sea en el trabajo o en casa de los empleados, y la financiación de la recarga son cruciales. Sin ello, se corre el riesgo de que los resultados no alcancen los objetivos fijados.
El vehículo eléctrico 100%
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El vehículo eléctrico está propulsado por un único motor eléctrico 100% que puede utilizarse para todo tipo de trayectos. La autonomía suele ser inferior a 500 km.
Entre los puntos fuertes del vehículo eléctrico :
- consumo de combustible ejemplar (0 l/100 km)
- sin emisiones de CO2
- una conducción cómoda y silenciosa
- par motor instantáneo para una aceleración digna de un deportivo
Por desgracia, estas ventajas se ven contrarrestadas por una serie de inconvenientes:
- autonomía limitada (pocos modelos superan los 500 km)
- frecuencia y duración de la recarga
- cantidad y cobertura de los puntos de recarga a menudo insuficientes, precios de reventa inciertos...
Todas estas son preguntas que pueden hacer tambalear la confianza de un gestor de flotas. Otra desventaja de la elección: ¿es un vehículo eléctrico tan respetuoso con el medio ambiente como dice ser?
En uso, sí, pero numerosos estudios demuestran que el proceso de fabricación (extracción de minerales preciosos necesarios para fabricar las baterías) y reciclado de los vehículos eléctricos es extremadamente contaminante.
El vehículo de hidrógeno
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Aunque el nombre es diferente, el vehículo de hidrógeno es un vehículo eléctrico. La electricidad no la suministra una batería, sino una pila de combustible. El hidrógeno se almacena a presión en depósitos específicos. Cuando se encuentra con el oxígeno en la pila de combustible, produce electricidad que alimenta el motor eléctrico, emitiendo sólo agua.
Así pues, el vehículo de hidrógeno reúne todas las ventajas del vehículo eléctrico 100%, al tiempo que elimina sus principales inconvenientes: el tiempo de recarga (llenado de hidrógeno) y la autonomía son equivalentes a los de un vehículo tradicional de combustión interna.
El vehículo de hidrógeno parece, por tanto, el más prometedor. Aun así, sigue habiendo algunos puntos oscuros en el panorama: precio de compra elevado, oferta muy limitada de los fabricantes hasta la fecha, número y red de estaciones de servicio de hidrógeno muy limitados.
El ganador de una transición energética favorable es...
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Como hemos visto, cada tecnología tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Así que no es posible elegir un ganador en este duelo, porque la elección tendrá que hacerse sobre todo a partir de un análisis riguroso del uso actual del vehículo.
Para ayudar a los gestores de flotas a tomar estas decisiones, Optimum Data Mining, la división de consultoría de Optimum Automotive, ofrece auditorías, en particular sobre el tema de la electrificación de flotas. El principio consiste en conectar temporalmente los vehículos (hay varios modos de conexión disponibles) para recopilar, durante un periodo significativo, los datos esenciales para el proceso de toma de decisiones de cada vehículo.
Ejemplos de datos recogidos, analizados y que influyen en la elección final: kilometraje diario, distancia recorrida, duración y distancia de los trayectos, duración y ubicación de las paradas recurrentes, etc.
Armados con esta información, los expertos de Optimum Data Mining podrán guiarle en la identificación de vehículos "electrificables", la selección de alternativas adecuadas en función de los patrones de uso de sus conductores y el dimensionamiento e instalación de una infraestructura de recarga coherente.